Así es como se refieren los flamencos a la capital española, haciendo alusión a un punto en el proceso de la carrera profesional del flamenco de obligado tránsito y por donde han pasado las mejores figuras como Camarón de la Isla, la Niña de los Peines, El Sordera, Fernando Terremoto, Manolo Caracol…
Entre los años 70 y 90 Madrid albergó a multitud de profesionales repartidos en diferentes tablaos de renombre como Torres Bermejas, Las Tablas, Café de Chinitas, Corral de la Morería, entre otros, y que suponía además de una carrera profesional, una convivencia para aquellas personalidades que generaban afición entre los propios flamencos.
Además, hay que tener en cuenta que muchas de esas personalidades tenían lazos familiares, de manera que el que estaba ya instalado en la capital servía de trampolín para otros artistas que recién llegaban a la capital.
Según Manuel Soto El Bo: “No era raro que en casa de mi pare Manuel Soto Sordera te encontraras a las 7 de la mañana a Camarón y Paco de Lucía en el salón terminando la juega, mientras yo iba al colegio…” contaba “El Bo” en una entrevista para un medio francés, haciendo referencia a la casa donde su padre vivía en el barrio de la Concepción.
Desde el punto de vista técnico, aquella convivencia provocó una mezcla de influencias que enriquecieron enormemente el mundo flamenco, convergiendo en Madrid diversas influencias de Jerez, Cádiz, Utrera, Badajoz… junto con la noche madrileña provocaron creaciones importantes como La Leyenda del Tiempo de Camarón de la Isla.